Episodio depresivo que se produce durante el embarazo o el primer año posparto. Tiene una prevalencia del 13% en los primeros 3 meses posparto. La etiopatogenia está relacionada con la vulnerabilidad al estrés considerando al parto como un estresor neurohormonal e inmunológico (4) y la transición de rol a la maternidad (estresor psicosocial) como factores que interactúan entre sí.
La falta de intervenciones se relaciona con efectos adversos a corto y largo plazo en la madre y el niño (parto pretérmino, RCIU, suicidio, maltrato infantil, infanticidio, supresión de la lactancia materna, dificultades para establecer el vínculo con el recién nacido, negligencia, bajo desarrollo cognitivo en el niño, depresión paterna, alteración en la relación de pareja, mayor riesgo de sufrir depresión en la adolescencia) (5).
Se debe diferenciar del concepto “baby blues”, que es un estado normal de la madre puérpera consistente en un estado transitorio de llanto fácil, irritabilidad, fatiga y ansiedad que resuelve en los primeros 10 días posparto.
Para su evaluación, tenga presente lo establecido en el módulo de salud mental del cuidador.
Los factores de riesgo:
Se recomienda complementar esta clasificación con aquella dispuesta para la evaluación del riesgo psicosocial del cuidador.