Se define como un síndrome clínicos caracterizado por un conjunto de signos y síntomas de infección, en un niño o niña menor de 28 días, que amenaza la vida causada por una respuesta “disregulada” del huésped a una infección. Puede ser causado por una afección sistémica de origen bacteriano, viral o fúngico (levadura) que se asocia con cambios hemodinámicos y otras manifestaciones clínicas, siendo la principal causa de complicaciones y fallecimientos en las unidades de cuidados intensivos neonatales.
Se clasifica como temprana cuando ocurre dentro de las primeras 72 horas de vida, se adquiere por transmisión vertical y los gérmenes involucrados más frecuentes son los que colonizan las áreas genital y perineal de la madre. La presentación clínica más común es la neumonía, usualmente es más grave y tiene mayor morbimortalidad.
La sepsis neonatal tardía ocurre entre las 72 horas de vida y el final del periodo neonatal. Usualmente se adquiere en la comunidad o dentro de un hospital (transmisión horizontal).(1,2).
Una de las infecciones más serias que se asocian con la sepsis tardía es la meningitis, la cual es una infección de las meninges potencialmente mortal, de etiología diversa, aunque en general se asocia a los mismos microorganismos patógenos que causan sepsis bacterianas. Los recién nacidos, especialmente prematuros, presentan un alto riesgo de presentar esta entidad. Al igual que con la sepsis neonatal, se puede clasificar en dos patrones de enfermedad: inicio temprano e inicio tardío. (3,4).
También es importante mencionar la Enterocolitis necrotizante como causa de sepsis tardía.
Durante los primeros 3 meses de vida, el sistema inmunológico innato, incluidos los fagocitos, las células NK, las células presentadoras de antígenos y el sistema del complemento, proporcionan una defensa contra los patógenos. A medida que los bebés crecen, están expuestos a organismos ambientales que pueden ser patógenos para aquellos con un sistema inmunológico inmaduro. La función disminuida de los neutrófilos y las concentraciones bajas de inmunoglobulinas aumentan la susceptibilidad de los bebés prematuros a la infección invasiva. Teniendo en cuenta esto, los niños y las niñas menores de tres meses cuando presentan fiebre o distermias deben ser evaluados para sepsis, teniendo en cuenta que más allá de 30 días ya no se considera una sepsis neonatal.
Las infecciones son responsables del 8-80% de todas las causas de muerte neonatal y la mortalidad atribuida a sepsis neonatal es de 9.8% (5). La incidencia general de sepsis neonatal varía de uno a cinco casos por 1000 nacidos vivos (6). En países en desarrollo la incidencia de infección neonatal es de 5,5 a 170 por cada 1000 nacidos vivos. La incidencia es mayor en los recién nacidos prematuros tardíos frente a los nacidos a término. En un estudio de cohorte observacional (1996 a 2007), las incidencias informadas de sepsis de aparición temprana y tardía (definida por hemocultivo positivo) en recién nacidos prematuros tardíos fueron de 4,4 y 6,3 por 1000, respectivamente (7). Por su parte, la incidencia de meningitis bacteriana neonatal varía a nivel mundial. Se estima que la incidencia es de 0,3 por 1000 nacidos vivos en los países desarrollados, con un rango de incidencia mayor (0,8-6,1 por 1000 nacidos vivos) en los países en desarrollo (4).
Los patrones de patógenos asociados con la sepsis neonatal han cambiado con el tiempo, como reflejan las bases de datos longitudinales de los centros terciarios. La incidencia de estreptococos del grupo B (GBS) de inicio temprano ha disminuido en un 80 por ciento en los Estados Unidos con el uso de profilaxis antibiótica intraparto (IAP). La IAP también parece reducir el riesgo de infección por E. coli de inicio temprano.
Los GBS y Escherichia coli son las causas más frecuentes de sepsis de aparición temprana y tardía, y representan aproximadamente dos tercios de las infecciones de aparición temprana. Las tasas de infección aumentan con la disminución del peso al nacer y la tasa de letalidad se relaciona inversamente con la edad gestacional (5).1
A nivel local un estudio realizado en Cali (8) caracterizó 569 pacientes con sepsis neonatal y en su etiología encontraron que la infección temprana estuvo presente en aproximadamente 69.5% de la totalidad de nuestros pacientes y en la mayoría de los casos no se logró aislar un microorganismo (91.9%). En la población estudiada, GBS fue el microorganismo más frecuentemente aislado entre los pacientes con sepsis temprana y hemocultivo positivo.
Otros agentes bacterianos asociados con la sepsis neonatal generalmente tardía incluyen:
Los estafilococos coagulasa negativos (CoNS) a menudo son una causa de infección asociada al hospital en bebés enfermos (principalmente en bebés prematuros y / o bebés que tienen catéteres intravasculares permanentes). Puede considerarse un contaminante en bebés a término por lo demás sanos que no se han sometido a procedimientos invasivos.
Respecto a la meningitis, esta se asocia a los mismos microorganismos patógenos que causan sepsis bacterianas, el Streptococcus del grupo B y la E. coli son responsables aproximadamente del 70% de todos los casos, y L. monocytogenes de un 5% adicional en la primera semana de vida. En ocasiones es posible aislar S. pneumoniae y H. influenzae, y en los recién nacidos mayores de 1 semana que residen en unidades de cuidados intensivos neonatales, los estafilococos no productores de coagulasa son las cepas más aisladas (9). La meningitis por GBS (con una mortalidad que se acerca al 30% y una morbilidad del 50%) suele debutar como una enfermedad de inicio tardío, esta puede producirse en presencia de resultados negativos del hemocultivo (9).
Para la evaluación del niño o niña con riesgo o sospecha de sepsis neonatal tenga presente los siguientes aspectos a interrogar y verificar.
En cuanto a los síntomas generales, algunos de estos son: Respecto a síntomas por sistemas, se encuentran diversos síntomas así:
Respecto a síntomas por sistemas, se encuentran diversos síntomas así:
Las complicaciones posteriores de la sepsis pueden incluir insuficiencia respiratoria, hipertensión pulmonar, insuficiencia cardíaca, shock, insuficiencia renal, disfunción hepática, edema o trombosis cerebral, hemorragia o insuficiencia suprarrenal, disfunción de la médula ósea (neutropenia, trombocitopenia, anemia) y coagulación intravascular diseminada (10).
Adicional a los síntomas interrogados, tenga presentes la presencia de condiciones de riesgo y los siguientes signos para clasificar el riesgo de sepsis neonatal y determinar la conducta a seguir:
Variables de normalidad
Signos clínicos y resultados de laboratorio:
Siempre que considere riesgo de sepsis neonatal, el niño o la niña debe ser hospitalizado o referido a atención en Unidad Neonatal (si es menor de 1 mes). Si el niño está sintomático, debe garantizar el rápido inicio de la antibioticoterapia.
En el niño a niña menor de 3 meses, y especialmente para el menor de 1 mes podría ser:
En las niñas y niños de 1 a 3 meses con fiebre y/o foco desconocido , la infección urinaria es una de las causas frecuentes, por lo tanto, siempre se debe hacer estudios en orina puede complementarse su valoración con el módulo fiebre apartado específico Infección de Vías Urinarias.
Atención telefónica a través del Centro de Contacto:
En Bogotá: 601 330 5043
Resto del país: 018000960020
Horario de atención:
Lunes a Viernes
de 7:00 a.m. – 9:00 p.m.
Sábados de 8:00 a.m. – 1:00 p.m.
Jornada continua.
Línea de atención de desastres:
601 330 5071 – 24 horas
Punto de atención presencial:
Carrera 13 No. 32-76 piso 1, Bogotá,
Código postal 110311
Lunes – viernes de 8:00 a.m. a 4:00 p.m.
jornada continua
Línea de orientación sobre
CORONAVIRUS – COVID-19:
Desde fijo o celular marque: 192
Conmutador:
601 330 5000
Central de fax: 601 330 5050